12 de noviembre de 2014

Gil de Biedma y el pop, y el folk y el rock...

LLegué a Jaime Gil de Biedma tirando del hilo de sus cartas a Luis Cernuda, uno de mis poetas favoritos. Y de repente apareció ese poema titulado 'Noches del mes de junio', que termina con esa aplastante "pero también la vida nos sujeta porque precisamente no es como la esperábamos". Me puse a investigar y apareció ante mí 'Poemas Póstumos' con algunos textos de estos que te acompañan y te hacen pensar que a todo el mundo le pasan las mismas cosas una y otra vez, como en bucle.

Dice en 'Una clara conciencia de lo que ha perdido': "Una clara conciencia de lo que ha perdido es lo que le consuela. Se levanta cada mañana a fallecer, discurre por estancias/ en donde sordamente duele el tiempo que se detuvo, la herida mal cerrada." Pienso en la canción  Soplar La Herida de Viento Smith y todo cobra aún mayor significado.



"...y la herida que ha quedado se abre como una mano y me acaricia con paz. Es el dolor afilado de la esperanza que ha terminado, pero no se va a marchar. Jamás".

Ahora suena Sun Kill Moon, y ese doliente You missed my heart, mientras releo versos no menos dramáticos que Kozelek: "tardan las cartas y son poco/para decir lo que uno quiere. Después pasan los años, y la vida (demasiado confusa para explicar por carta)"... y llego a esa parte en la que Gil de Biedma hace de su biografía la de todos: "has desaparecido. Y estamos los dos solos y en silencio, en medio de este día de domingo, bellísimo de mayo, (...) Ahora las montañas parecen más cercanas. Y, por primera vez, pensamos en nosotros."



"Looking out the window up at the blue sky, listening to her scream, listening to her cry, a feeling of relief came over my soul. I could't take any longer and I lost control".