14 de junio de 2012

Lo que pasa en el Primavera Sound, se queda en el Primavera Sound


Si eres de Sevilla y me lees, no dudes en consultar el TL de @Ranciosevillano. Entenderás entonces por qué voy a empezar a hablar de mi Primavera Sound en términos folclóricos. Tengo comprobadísimo que el Sónar es El Rocío, con sus carpas (casas hermandad) y sus medallas (quizás sea uno de los festivales con más acreditados a simple vista). El Primavera Sound (PS a partir de aquí) era la asignatura pendiente que me quedaba de mi militancia indie. Y creo que he aprobado raspada y en la convocatoria de diciembre.

El PS es la feria de abril del underground patrio, la verbena de la paloma con chulapos de gafapasta-barbudos-pitillo-bolso de tela o de las falleras de shorts-creepers-mechas californianas y nail art. El PS es una pasarela de street style perfecta para gente fácilmente impresionables-como una servidora- que viajan desde una ciudad de provincias.




Las pintas del personal


Pasas el control de seguridad y ya te encuentras a alguna deidad del indie peninsular. En mi primer paseo por la feria de stands divisé a Jota, a Genís de Astrud, a Pepo de The Secret Society, a Francisco Nixon de Australian Blonde y La Costa Brava o a Ramón de Madee y The New Raemon. Todos esos en los primeros cinco minutos de paseo. Antes si quiera de coger el mapita y decidir qué concierto me iba a perder.

Lo que te pasa en el PS es que o te olvidas de todo lo que está tocando a la vez, o no disfrutas. Es decir, este festival no es apto para indecisos. Inseguros del mundo, buscad el excel del foro, sombread vuestros conciertos y realizar un buen plan de producción: Qué concierto, dónde (Si es en el Mini que está a unos 10 minutos de caminata tenemos que salir antes. Es conveniente que el concierto anterior sea en el ATP que es el más cercano), localizar baños aleñados y prever tiempos de evacuación, pensar en meeting points accesibles y asequibles entre concierto y concierto e importante, olvidad del 3G. En el PS no hay posibilidad de llamar al compadre para compartir con él un temazo.

Cuando comienza la particular peregrinación de escenario a escenario- que se torna a via crucis en caso de dirigirte al Mini- empieza a rondarte por la mente si aquí lo que prima es la calidad o la cantidad. Está claro que la propuesta festivalera se decanta por la música al peso, pero ojo siempre puedes escoger las dimensiones y el contenido del pedido. Por lo que, tras mi primera experiencia en la jungla primaveral, creo que las acusaciones de que a este festival no se va a ver música en directo son infundadas. La organización del evento funciona como la maquinaria de un reloj suizo. Ahora bien, podrían esforzarse en comunicar más y mejor las cancelaciones de los shows que se caen de cartel a última hora.

Otra cosa es el tipo de público por el que se está apostado (guiri, con pasta, quemado y ebrio normalmente), el cada vez más dilatado cartel (esta edición han tocado 241 grupos en los escenarios más los showcases en los stands de Raybang, Smint, Red Bull y en los stands de sellos y tiendas de discos) y las condiciones en las que tocan los grupos españoles (en las horas más tempranas con escaso público y se rumorea que sin cobrar un duro).

El drama macarra y el arte del picoteo musical

Sleep y Melvins se cayeron del cartel. Los dos del escenario ATP, uno de los que contaba con la programación más interesante del Festival. Allí tocaron también Wolves in the Throne room, Codeine, Shellac, Godflesh, The Pop group, Mudhoney, Melvins, Dirty Three, Demdike stare...
Una de las máximas del PS es el picoteo. Si no te da tiempo a ver un concierto, ves sólo varias canciones. Así me pasó con grupos como Mudhoney y Mazzy Star (ambos tenían pinta de conciertazos, pero sólo los olí) . De Refused, pese a que lo dieron todo, me fui por enfado ante la cancelación de Sleep. Y acabamos en A$AP Rocky que la verdad fue un descubrimiento divertido y arrollador. Hip hop evocador de líneas ambient y con todos los ingredientes para convertirse en lo que ha resultado ser: el nuevo hype de nuestros amigos hipsters.
 De The XX huí, lo reconozco. Ya sé que la eminencia de la crítica musical Javier Blánquez alaba el gusto minimal y denso de estos púberes del dark-electro-core. Yo, como humilde fan, me aburrí. Faltaron las cajitas de ritmos tan reconocibles y un toque de emoción. Lentitud, frialdad y poca conexión con el respetable. No les ayudó el escenario Mini, tal destartalado como inmenso y disperso.

Reconozco que en la primera jornada fuerte, pagué la novatada. Me decidí por Death cap for cutie, que tuvieron graves problemas de sonido (sonaron como si estuvieran metidos en un botijo) y The Oh Sees, que me gustaron mucho pero pecaron de monótonos con un concierto, en mi opinión, lineal y frenético a partes iguales. O es que yo ya estaba reventada y tuve un período de aburrimiento que aderecé con el azúcar de una coca cola. Me perdí Spiritualized y Kindness, que según Go mag fue el directo del festival. Y terminé con The Field en formato banda, que fue sin duda mi concierto del jueves. Sí, tampoco estuve en Wilco y Lee Ranaldo. ¡Es que no me daba tiempo! Y de Franz Ferdinand pasé directamente.

Y The Cure seguían tocando...

El viernes hice buenos propósitos. Que si decidirme por opciones sólidas, que si irme sola y pasar del personal para evitar perderme conciertos que me interesan, como me pasó con Beirut y todos los que he soltado en el párrafo anterior.
En el escenario San Miguel descubrí a Other Lines. Reconozco que no los había escuchado nunca y dieron un concierto muy fresquito. Quizás uno de los grupos a los que pusieron en una hora adecuada. Tras Fasenuova y Orthodox (sí, esta vez opté por el escenario Vice, fue buena y vi conciertos enteros, picoteé un tema de The Chameleons y esperé a un amigo con Afrocubism de fondo, para adentrarse en el CONCIERTO. Tres horas tocaron los Cure, temazo a temazo. A la hora y tres cuartos, decidí comer, evacuar y ver algunas canciones de grupos que estaban tocando. Menos mal, porque si no, no hubiera vista nada de Trash Talk, que la liaron. De Mayhem no voy ni a hablar, era la cuota freak para modernos que se sienten seducidos por el lado demente del metal.  Y qué puedo decir de Codeine: que fue un concierto precioso y perfecto.  Sí, me perdí todo lo que se lleva: M83, The Rapture,The Drums y Girls (Este último lo sentí mucho).

Concierto de The Cure

Mayhem. Foto de la crónica de PlayGround Mag

Siempre hay una primera vez

Aunque Shellac repita siempre el mismo show. Es un señor show. Junto con Lisabö mis dos mejores conciertos (The Cure vaya por delante). Potencia, volumen, dedicación, desgarre, Lisabö nos hicieron felices. Con muchas ganas de verlos de nuevo en lo que me planteo será uno de mis planes veraniegos: el Lemon Day, en el que a lo mejor y por fin veré en directo a Aína.
Supongo que como especie exótica logré adaptarme al medio. El viernes fue el día que más disfruté este PS 2012. Kings of Convenience dieron un recital de amor y contención indie pop. Beach House nos envolvió en atmósferas y escapismo, que compensamos con la oscuridad deep-dubstep de Demdike Stare. Michael Gira fue una barbaridad en el Auditori y otro de los conciertos que más disfruté del festival junto con Mujeres.

Foto de Juan Sala de Rockdelux

Picoteo variado de Veronica Falls, que me dejaron indiferentes por acumulación de lo-fi noventero indie; The Pop Group, que el rato que pillé fue el de los problemas chungos de sonido, aunque luego he leído por ahí que fue un señor concierto; Godflesh que es al heavy, lo que Love of Lesbian al indie patrio. Y Justice, que como siempre, se lucieron. Poco más puedo decir. Ah sí, me perdí OFF! y Yo la tengo. ¿Os parece poco?